Díganme miedoso, pero yo pura madre pasaba de noche por el barrio negro. Mi amá me decía que eran puros cholos y que ni me acercara por ahí. Si acaso iba a las aguas "la michoacana" a comer un elote en vaso (chilango el que les diga esquite, se llaman e l o t e e n v a s o) o me tomaba un de agua de orchata, pero tempranito, antes de que oscureciera. Díganme naco pero, por supuesto, fui al "Marina sol" nomás para pasearme en el elevador y, generalmente, iba en short surfo por si tenía la suerte de que los guardias no me vieran y pudiera llegar hasta la alberca y echarme un clavado. Me pueden decir placoso, pero, obviamente, los sábados por la noche escondía una ballena atrás del brazo mientras platicaba con la palomilla en el "Pizza hot". Pueden tacharme de cruel, pero me encantaba burlarme del elotero sexy y tremendamente panzón que le encantaba enseñar la rayita de su descomunal trasero mientras servía los elotes más ricos de la región: es, hasta la fecha, el escote de espalda más sexy que yo haya visto. Qué nostalgia me da saber que erámos tan rancheros y que vivíamos tan a gusto. La ventaja es que nos llegó el internet a tiempo y la plaza puerto paraíso nos preparó el terreno para el futuro, un lugar ideal para la llegada de los emos y otras barbaries urbanas. Todo lo resumo en una frase de mi tía que se niega a perder el pasado: miiiira las chingadas hilachas esas, vergüenza les debería de dar andar en la calle así. Pobre de mi tía, y eso lo dijo desde que vio a unos morritos músicos, allá por los noventas, que intentaban emular a nirvana. Ahora es la mujer más amargada que hay y ni ganas dan de visitarla, aunque sospecho que sus berrinches vienen de familia.
¡Pistola en mano asaltó a la gasera!
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Ante las pruebas presentadas por la Agente del Ministerio Público de la
Unidad de Investigación y Judicialización de Delitos Diversos en Ciudad
Constitució...
Hace 16 horas