viernes, 25 de abril de 2008

Mi apapi es ejidatario



Me acaricio el bigote, lo repego a la nariz, termino de abotonarme la camisa, y salgo a la cochera. Le digo al chimu que suba la paca de alfalfa a la cadillac escalade blanca, porque la roja es la de mi esposa. Hoy es un día ocupado, debo ir al rancho, pasar con el contador a ver si ya cobró la renta de los locales de mi humilde plaza comercial que me construí para dejarles, por lo menos, algo a mis hijos. Después debo ir a ver a los choferes de mi taxi, ya tienen como 48 horas que no me reportan nada. Ya en la tarde descansaré, porque tampoco se trata de que uno se ande matando nomás por avaricioso. Pues he podido construirme un pequeño patrimonio gracias a mi trabajo y a estas manos que aquí como las ve usted, además de empinar ballenas, son muy buenas pa lo laborioso. No, nosotros éramos muy humildes, a puro trabajo. Después vendimos el faro, y pues pudimos comprarnos herramientas pa seguir trabajando, porque hay que saber que la venta de un terrenito no es la gran cosa. Después vendimos unas hectareacitas por ai cerca de la playa. Pero déjeme me empino un traguito de la ballena porque como que se me está secando la boca. Pues el dinero no es todo mi amigo, todo este que ve usted aquí ha sido a base de trabajo. Por ejemplo, el carrito ese que trai mija, se lo regalé después de la venta de unos terrenitos a unos gringos que querían dizque poner un hotel y no sé qué más fregaderas. Jamás tuve tanto dinero, preferí construir pues esta placita, permítame otro traguito. Como le decía, a puro esfuerzo del trabajo. Andan diciendo por ahí que vendimos puros terrenos que son de todos los mexicanos, pero mexicanos mis huevos, todos esos terrenos son del ejido, y nos los dieron a los ejidatarios pues pa que salieramos adelante. No, nosotros no hemos vendido nada ni a nadie, todo lo que semos ha sido por nuestro trabajo como dios manda. Las tierras nos las dieron a los ejidatarios pa que salieramos adelante y, pos, eso mesmo hemos hecho.

viernes, 11 de abril de 2008

Un aplauso al niño Playa Chileno que va por su certificado


Ayer fui, certificadamente, a la playa certificada de El chileno, donde se acaba de realizar la certificación de su limpieza. La certificación de playa limpia. Esas son certificaciones y no chingaderas. Yo me he convertido en el viejito que reniega, pero me callaron la boca porque mi trasero –que me acaban de decir que también está certificado– posó en la blanca y limpia arena recién certificada. Yo desde aquí le mandó un aplauso certificado a las autoridades, pues nomás porque certificaron a Chileno; y no es por presumir, pero dicen en El Tribuna que es la primera playa certificada de todo México.

Poca madre la certificación, hay que cuidar el ambiente y sobre todo, las certificaciones. Ayer la playa ya estaba más limpia, son maravillas esas las de la certificación, uno no cree en esas cosas hasta que pasan.

Yo voy aprovechar la certificación para certificar desde aquí el drenaje que va a dar en el mar, mismo que después llega a la playa certificada donde los pececitos y el niño que hace una fuente con su boca pasan desapercibidos las maravillas de la certificación de la contaminación de los hoteleros. Pero no soy nadie para certificar, ni nadie vendrá a tomarse la foto conmigo.

Ya fue un avance ecológico la certificación de la playa limpia, la foto salió bien y la playa me hizo agua la boca. Pero hay que ser congruentes: la certificación no nos va a salvar la playa ni nos va a recuperar todas las que se han perdido. Una playa no hace verano y menos cuando hay tantas playas privadas, y públicas que parecen cantinas.

viernes, 4 de abril de 2008

La libertad que nos compramos

Con todo el respeto para nuestros ídolos históricos, yo jamás moriría por la libertad. Ni expondría mi hermoso trasero por una causa social. Por eso mejor escribo desde aquí, esto que pretende decir algunas cosas. Aquí me pongo rebelde, dejo la formalidad que tanto me caracteriza y lanzo la pregunta al aire:

¿No están hasta la madre de que todos los sábados los policías nos anden corriendo de cualquier lugar público al que llegamos?

Yo respeto a los policías, el único problema es que el sentimiento no es mutuo. Todos los fines de semana, si mis amigos y yo queremos reunirnos en un parque, plaza, estacionamiento público, banqueta, no podemos hacerlo porque ni bien el mierda (uno de mis amigos) empieza a poner ambiente con sus magníficos chistes llega una patrulla, nos tratan como si estuviéramos vendiendo droga (quien me conoce sabe que no me gusta ser quisquilloso, pero dicen algunos que si en realidad vendiera drogas me tratarían distinto, casi como un colega, pero yo por lo menos no he podido comprobarlo). No queda más remedio que ir a un bar para platicar a gusto y gastarnos el último centavo. No nos podemos reunir en lugares públicos. ¿Soy el único que se escandaliza por algo así?

No podemos ir a la mayoría de las playas porque son de los hoteles, y no podemos reunirnos en la vía pública porque nos tratan como delincuentes. Uta madre, yo siento que algo no está cuadrando.

Si alguien quiere hacer algo para solucionar eso, cuenta con mi apoyo y todo el distopicos.blogspot para poder hacerlo. Dejen sus comentarios, por lo menos para saber que piensan y si vale la pena hacer algo, o soy el único que vive preocupado por eso.