lunes, 28 de septiembre de 2009

El faro que nos fumamos

(Quise escribir un post bienintencionado sobre el faro de Cabo San Lucas, pero es por demás)
No hay faro
No lo busquen que no hay
Búsquenlo pues, pero no van a encontrar nada
Hace años que no había faro, sólo motos, arena, polvo
Que no hay faro
Desde hace años
Se convirtió en una lucha que de ganarse también está perdida
Décadas sin faro y ni nos dimos cuenta
No hay faro, no había faro
No más que una construcción abandonada
Los ejidatarios tampoco tienen: lo convirtieron en pick ups y casas elefantes del mal gusto
Para qué pelear contra los de siempre, ellos no tienen faro, nadie lo tiene
Y, sin embargo, insiste
el maldito del fantasma que solía ser el faro
en iluminarnos cada noche
a pesar de que insistimos en no verlo.
Pobrecitos los ejidatarios que no tienen faro
tan pobres los hoteleros que se van a quedar sin faro
Pero ya no lo hay: búsquenlo. No hay.
Hace años que lo borraron del mapa
aunque sigue en el mismo lugar.
Qué faro, en dónde
“Quién hace tanta bulla, y ni deja testar las islas que van quedando


Cómo pueden dormir tranquilos esos señores que tan a gusto, como quien vende el patio que le sobra, se deshicieron de una parte fundamental de nuestra historia. Hace tiempo que el faro se perdió y, señores, los culpables tienen apellido: moralmente deberían estar devastados, sin embargo, guajolotean por todas partes con papadas multicolores mientras se sienten la aristrocracia cabeña. Qué vamos a pelear si lo vendimos.

2 comentarios:

Esquina Tijuana dijo...

a lo antonio lópez de santa anna, no? chale...

saludos!

Jonás dijo...

Ni más ni menos me estimado tijuanense. Pero, como dice el ferras, no hay pedo.